Raúl Calle Benito, CFA Estrategia de Inversiones – BanBif Selecta
Hasta hace poco, para la mayoría de las personas, la Inteligencia Artificial (IA) no era más que un concepto de ciencia ficción que representaba una posible evolución de máquinas y robots que podrían realizar cadenas lógicas de pensamiento, sobrepasando incluso a la inteligencia humana dado el ilimitado poder de procesamiento que tendrían a su disposición. Sin embargo, desde hace algunos años este concepto ha pasado a la cotidianidad con softwares como el ChatGPT de Microsoft, Alexa de Amazon o los vehículos de conducción autónoma de Tesla. Estos programas usan complejos algoritmos junto con grandes cantidades de datos para aprender patrones y características en los datos que analizan, mejorando y aprendiendo automáticamente con cada iteración con el fin de realizar inferencias con nuevos datos que se le presenten.
Las utilidades de la IA son muchas: asistentes virtuales o chatbots interactivos, procesamiento y análisis de datos, conducción de vehículos autónomos, detección o identificación de enfermedades, herramientas de marketing, trading de valores, etc. Si bien las capacidades que muestran actualmente los programas de Inteligencia Artificial son sorprendentes, aún estamos en una fase inicial por lo que el potencial de innovación y aplicación a la vida diaria es inmenso y configura la siguiente revolución tecnológica.
El impacto económico que tendrá la IA en el crecimiento económico y en el mercado laboral es significativo. Según Goldman Sachs Research, los avances en la IA generativa tienen el potencial de incrementar en 7% el PBI Global y de aumentar el crecimiento de la productividad en 1.5% durante 10 años. Asimismo, espera una disrupción en el mercado laboral, ya que estima que en Estados Unidos y en Europa dos tercios de los empleos pueden ser automatizados, por lo menos hasta cierto punto. Ello implica que millones de puestos de trabajo a nivel global pueden verse afectados. Sin embargo, históricamente la eliminación de empleos por avances tecnológicos ha sido compensada por la creación de nuevos empleos, por lo que se espera que el efecto neto en el empleo sea positivo.
Por otro lado, ya en el ámbito financiero, las oportunidades de inversión son numerosas. El sector tecnología volverá a tomar impulso con la innovación propiciada por la IA, lo que la coloca como una atractiva inversión de largo plazo. Asimismo, otros sectores como salud, biotecnología, industria y transporte también se verán beneficiados por la mayor eficiencia en sus procesos internos potenciados por la IA. Varias compañías de software tienen o están próximas a implementar productos impulsados por IA dentro de su oferta de productos. Dentro de ellas destacan Microsoft con Copilot (la integración de la IA dentro de Office), Alphabet con la infusión de IA dentro de su motor de búsqueda y en programas como Gmail o Google Fotos, e IBM con softwares de salud y de servicios financieros impulsados por IA. Incluso, varias compañías están desarrollando herramientas para que sus clientes puedan crear herramientas de IA personalizadas, apoyadas en el poder de la computación en la nube.
Nota: El presente artículo, así como la opinión vertida en el mismo, son de exclusiva responsabilidad del autor. En ese sentido, la opinión del autor puede no coincidir con la opinión de BanBif, sus funcionarios, directores, accionistas y/o empleados, así como tampoco puede ser considerada como una asesoría y/o recomendación de BanBif a sus clientes o cualquier tercero.
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