Clery Luz Neyra Vera
Vicerrectora de Transformación y Nuevas
Soluciones en AIEP
El mundo después del COVID-19 ha tenido un gran
reinicio. Esta crisis atípica generó cambios
radicales en el comportamiento de diferentes
roles en el planeta. Claramente ello afecta a
las marcas y desencadena en situaciones que
abarcan temas desde el plano político hasta el
empresarial.
Nuestra sociedad está en proceso de cambio. Los
valores y nuestra humanidad están a prueba y nos
encontramos en el camino de la búsqueda del bien
común. Las experiencias, la forma como
interactuamos con la empresa, con el cliente,
con la familia y hasta con nuestros jefes ha
cambiado y lo sigue haciendo. En ese sentido, el
tener nuevas experiencias y maneras de
interactuar, vernos obligados a reordenar
nuestras prioridades y entender la necesidad de
pensar diferente en el nuevo contexto en la
sociedad nos lleva a adaptarnos. Y,
posiblemente, a pasar por un proceso de
innovación para el cual no todos estábamos
preparados.
Consideremos que desde hace varios años ya
sabíamos que la competitividad de una nación
dependía de la capacidad de las empresas para
innovar y mejorar (Porter, 1999) y la innovación
se lograba cuando el nuevo producto tenía éxito
comercial y era competitivo (Escorsa-Valls,
2001). Así, una empresa o una persona innovadora
es aquella que emplea el conocimiento existente
para generar un cambio y una evolución a través
de crear y realizar cosas nuevas, de adoptar y
poner a disposición nuevos procesos, servicios,
experiencias, entre otras. La aceleración del
cambio en este entorno exige, también, un cambio
de paradigmas. Para ello debemos considerar: (i)
visión trascendente, propósito y sentido de
misión, (ii) esfuerzo sostenido de innovación
incremental y disruptiva, y (iii) ser rápidos y
veloces ante una respuesta a los fenómenos que
se presenten.
Desde hace un tiempo se nos decía que uno de los
secretos para que una empresa sea
permanentemente exitosa es reconocer cuándo
necesita un cambio fundamental. Clayton M.
Christensen habla de reinventar el modelo de
negocio –siendo ello de las innovaciones más
complejas– y eso involucra introducir novedad o
cambiar el juego para el sector o el mercado. La
base está en focalizarse en el modelo existente
y conocerlo bien para poder estar en posición de
reinventarlo. La propuesta de valor para el
cliente y la fórmula de utilidades van a definir
el valor para el cliente y para la empresa. Y si
bien esto parece obvio y muy sencillo, el reto
está en habilitar un sistema estable donde todas
las partes de la empresa se vinculen de manera
consistente y complementaria para asegurar el
propósito de valor de la organización. En este
punto hablar de estrategia es clave. Entender el
entorno, los cambios, las tendencias, así como a
la organización, permitirán la gestión integrada
de un plan.
Ahora podemos hacer una analogía de la empresa
con las personas, con ustedes que están leyendo
estas líneas. Es importante reinventarse,
entender cómo entregas valor, tus capacidades,
competencias, estar claros en cómo cambia el
mundo y buscar si es necesario un proceso de
reinvención. Arma una estrategia para potenciar
tu talento y que no sea algo temporal, sino, un
ciclo de reflexión y análisis que maximice tus
fortalezas y oportunidades.
Debemos ser buenos oyentes, escuchar a los
clientes: qué quieren y cómo se sienten, y
responder a ello de manera rápida y adecuada
será un factor importante. También se sugiere
tener en cuenta la realidad del consumidor en
cada punto. Los cambios de comportamiento
podrían ser una constante por fenómenos como el
COVID-19 o por adopción de tecnologías en esta
Cuarta Revolución. Por ello, la escucha deberá
ser un hábito a la vez que se implementan
cambios de forma continua. Aprendamos de los
clientes ya que ellos hoy innovan hacia nuevas
formas de vivir. Es por eso que mucha gente ya
está respondiendo al COVID-19 con sus propias
innovaciones. Es importante observar la
innovación y utilizarla como fuente de
creatividad. Por otro lado, ¡da el paso!
Atrévete y revalúa la marca y la empresa y
pregúntate si tu marca o negocio se ajusta a la
nueva realidad.
Nota: El presente artículo, así como la
opinión vertida en el mismo, son de exclusiva
responsabilidad del autor. En ese sentido, la
opinión del autor puede no coincidir con la
opinión de BanBif, sus funcionarios,
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como tampoco puede ser considerada como una
asesoría y/o recomendación de BanBif a sus
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