Lic. Stefe Vidal Saavedra
Jefe de Gestión Externa de Mepso
En la actualidad, el estrés se ha convertido en
una preocupación común y constante en todos los
ámbitos de la vida. El trabajo, las demandas
constantes y la presión por alcanzar metas que
nos son trazadas, así como las altas
expectativas respecto a nuestro desempeño,
pueden generar una sensación constante de
amenaza. Sin embargo, gran parte de esta
percepción de amenaza proviene de la
interpretación particular que le damos a
nuestras experiencias y no necesariamente de una
realidad objetiva. Estas
amenazas imaginarias
suelen ser situaciones que percibimos como
potencialmente nocivas u hostiles, pero que en
realidad no representan un peligro real o
inmediato.
Dentro del trabajo, a menudo interpretamos
situaciones normales como amenazantes, y estas
parten de nuestras creencias, expectativas o
generalización de experiencias previas. Esto
desencadena respuestas de estrés innecesarias, y
puesto que nuestro cerebro está programado para
detectar y responder a las amenazas como parte
de nuestros
mecanismos de autoconservación,
la resulta ante lo imaginario resulta igual que
la respuesta ante un peligro objetivo, esta
activación constante del estado de estrés puede
tener efectos negativos en nuestra salud y
bienestar general. Se manifiesta en un deterioro
paulatino de nuestros procesos cognitivos,
emocionales y motivacionales, además de afectar
nuestras relaciones personales, nuestra
productividad y nuestro sentido de realización.
Al reducir estas amenazas imaginarias, podemos
enfrentar los desafíos laborales que se nos
presenten de manera más efectiva y disfrutar de
una mayor sensación de bienestar. Adoptar un
enfoque equilibrado y saludable hacia el estrés
nos permite construir bases sólidas para un
entorno laboral más saludable y una mejor
calidad de vida en general.
El primer paso hacia el manejo saludable de
nuestras experiencias es
desarrollar la autoconciencia,
ser conscientes de nuestras emociones y
pensamientos relacionados con el estrés o
aquellas que interpretamos como amenazantes.
Observar cómo interpretamos y reaccionamos a
estas situaciones nos permite identificar
patrones negativos y cuestionar su validez. Al
identificarlos, podemos tomar medidas para
abordarlas de manera efectiva.
Una
evaluación realista de las situaciones
laborales
, muchas veces magnificamos las amenazas
imaginarias y subestimamos nuestra capacidad
para enfrentar los desafíos. Aprender a valorar
los desafíos en su verdadera magnitud y
establecer expectativas realistas nos permite
reducir la percepción de amenaza. Encontramos
soluciones adecuadas con mayor confianza y
reducimos la respuesta de estrés innecesario.
El
desarrollo de estrategias de afrontamiento
efectivas
es clave para el manejo saludable del estrés.
Generarse una rutina o práctica que pueda
ayudarnos a reducir la tensión y el estrés
acumulado es básico para fomentar un estado de
bienestar. Las técnicas de relajación, la
respiración profunda, la meditación o el
ejercicio regular son medidas importantes para
hacer frente al estrés laboral de manera
saludable.
Reconocer nuestra propia
vulnerabilidad
implica aceptarnos a nosotros mismos en nuestra
totalidad, con nuestras fortalezas y
debilidades. Esto nos libera de la presión de
mantener una fachada de perfección y nos permite
abrazar nuestra autenticidad. Con base en ello,
podemos aprender a establecer límites claros en
el trabajo, delegar tareas y buscar apoyo social
en nuestros compañeros.
Por último, el
cambio de perspectiva juega un
papel determinante en la reducción de amenazas
imaginarias. Adoptar una perspectiva más
realista y constructiva nos permite enfocarnos
en las oportunidades de crecimiento y
aprendizaje, en lugar de centrarnos en posibles
escenarios negativos y catastrofistas. Este
cambio nos permite asumir las dificultades de
una manera más resiliente.
En conclusión, al reducir la percepción de
amenazas imaginarias en el trabajo, no solo
disminuimos el estrés y sus efectos sobre
nuestra salud física y mental, sino que también
reforzamos nuestra resiliencia y favorecemos la
sensación de bienestar en nuestra vida
profesional y personal.
Nota: El presente artículo, así como la
opinión vertida en el mismo, son de exclusiva
responsabilidad del autor. En ese sentido, la
opinión del autor puede no coincidir con la
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