Eduardo Ruiz Hipolito
Consultor de Transformación en BanBif
Imagina un mundo en el que la información sea
segura, transparente y accesible en todo
momento. Un mundo en el que puedas almacenar tus
datos, acceder a ellos y compartirlos sin miedo
a que sean robados o manipulados. Blockchain
está haciendo que esto sea posible.
¿Qué es Blockchain? Es una tecnología genérica
con unas características principales:
1. Es una base de datos distribuida compartida
por una red de nodos o computadores ubicados
en cualquier parte del mundo.
2. Agrupa la información en grupos conocidos
como bloques. Estos bloques se conectan entre
sí formando una cadena utilizando técnicas
criptográficas.
3. Es inmutable. La cadena de bloques no puede
ser manipulada porque su información está
copiada en varios nodos.
Me gusta describirla como si en un aula de
clases, todos los alumnos anotaran lo que un
compañero escribe en la pizarra. Todos comparten
la misma información, y si quieres alterar el
contenido de la clase, no basta con modificar un
solo cuaderno, sino a una mayoría que alcance un
nuevo consenso.
¿Y por qué es importante? Porque esta tecnología
termina siendo una nueva forma de confianza
descentralizada. Blockchain elimina la necesidad
de intermediarios, lo que hace que las
transacciones sean más seguras, transparentes y
eficientes, con el potencial de revolucionar
muchos sectores de la economía, como las
finanzas, la logística, la salud y la propiedad.
Por ejemplo, blockchain se puede utilizar para:
-
Registrar transacciones financieras de forma
segura y transparente.
-
Rastrear la cadena de suministro de productos
y servicios
-
Almacenar registros médicos de forma segura y
confidencial
El ejemplo más conocido es Bitcoin, propuesto en
2008 por su creador seudónimo, Satoshi Nakamoto,
como “una versión electrónica de dinero
transferible de usuario a usuario sin
intermediarios”. Bitcoin es una criptomoneda, es
decir, una moneda o token digital que utiliza
blockchain para registrar las transacciones.
Pero la innovación no se detiene ahí. En 2014,
un joven de 19 años llamado Vitalik Buterin
propuso un nuevo hito: ¿Y si en vez de registrar
solo valor en la blockchain también registramos
instrucciones? Así nació la red Ethereum,
caracterizada por utilizar “smart contracts” o
contratos inteligentes que son piezas de código
o software que ejecutan ciertas acciones bajo
ciertas condiciones.
Con los smart contracts se dio una explosión de
casos de uso porque permiten construir de casi
todo gracias al poder de la programación: casas
de cambio descentralizadas, marketplaces de arte
digital, billeteras digitales, certificados
digitales, tokenización de inmuebles, entre
otros.
El cambio no ha sido solo a nivel tecnológico.
Si bien existen proyectos que han recibido
distintos niveles de inversión de particulares y
fondos, creo que otro componente fuerte ha sido
el apoyo de las comunidades de desarrolladores y
early-adopters. Estos colectivos no
necesariamente se conocen en persona, sino que
interactúan en espacios colaborativos virtuales
para encontrar mejoras y ejecutar tareas que
apuntan al logro de objetivos del proyecto. De
estas interacciones, nacieron las Organizaciones
Autónomas Descentralizadas (DAO en inglés) como
entes que gobiernan proyectos y cuentan con una
tesorería propia.
Es importante señalar que cuando hablamos de
blockchain o cripto, hablamos de tecnología y no
de producto. Es altamente probable que
centenares de iniciativas fracasen al no
encontrar una utilidad real para la sociedad o
los consumidores, lo que explica que invertir en
activos digitales o participaciones en un
proyecto sea una aventura muy arriesgada.
Aún así, no deja de ser fascinante descubrir
emprendimientos que sí logran alcanzar una
adopción real en los usuarios o ver que
jugadores de las industrias existentes empiecen
a incorporar blockchain para ciertos procesos o
servicios.
Se dice mucho que blockchain es como el Internet
en sus inicios, cuando miles de estándares
competían para ser el TCP/IP que usamos hoy para
comunicarnos. ¿Quién sabe? Tal vez en el futuro
cercano, en tu servicio favorito, utilices
cripto sin darte cuenta.
Nota: El presente artículo, así como la
opinión vertida en el mismo, son de exclusiva
responsabilidad del autor. En ese sentido, la
opinión del autor puede no coincidir con la
opinión de BanBif, sus funcionarios,
directores, accionistas y/o empleados, así
como tampoco puede ser considerada como una
asesoría y/o recomendación de BanBif a sus
clientes o cualquier tercero.