Luis Montoya
Gerente de Experiencia del Cliente
Durante mucho tiempo la disciplina de la
psicología ha tenido un sesgo, que se dedicaba a
tratar los aspectos negativos o patológicos del
ser humano, temas como la ansiedad, el TDAH, el
estrés, la depresión. A menudo el Dr. Martín
Seligman, director del departamento de
Psicología de la Universidad de Pensilvania ex
presidente de la Asociación Americana de
Psicología (APA), y autor de varios bestsellers,
entre los que destacan: “La auténtica
felicidad”, y “Florecer, la nueva psicología
positiva y la búsqueda del bienestar”-, a menudo
comenta en sus conferencias, que “perdió” la
mitad de su carrera profesional tratando de
aliviar problemas del ser humano usando
terapias, esquemas psicoanalíticos y pastillas,
que tenían efecto limitado y donde conseguiría,
a lo más, llevar a una persona a la condición de
“normal”, versus la gran alternativa de
dedicarse a potenciar las fortalezas que tienen
todos, a mirar el lado radiante y positivo del
ser humano, buscando el bienestar, viendo
posibilidades en vez de carencias, viendo
fortalezas en vez de debilidades, en resumen, a
enfocarse en los aspectos positivos del ser
humano, en la felicidad. Parte de estas teorías
las ha estudiado y desarrollado el Dr. Seligman
en las últimas décadas, quien es considerado el
padre de la Psicología Positiva.
La psicología positiva no reemplaza o ignora la
práctica de la psicología tradicional, actúa
como un complemento, que renueva y refresca la
práctica, y en ese sentido el Dr. Seligman
desarrolla su teoría del bienestar con un
constructo, en el sentido que es el conjunto más
que acciones individuales que nos llevan al
bienestar, que denominó PERMA, por sus siglas en
inglés de Positive emotions, Engagement,
Relationships, Meaning y Accomplishment, que
representan: 1) El desarrollar más las emociones
positivas, construyendo momentos de felicidad,
realizando acciones que nos lleven a vivir con
más satisfacción, alegría y a tener experiencias
placenteras, 2) Tener un compromiso y
concentración en lo que hacemos, que perdamos la
“noción del tiempo” y entrar en lo que llaman
los autores, un estado de “flujo”, 3) Generar,
desarrollar y conservar relaciones positivas,
con quienes compartimos en el trabajo, hogar,
pareja o amigos, relacionas sanas y que nos
sumen, distanciando y cortando aquellas que nos
generan toxicidad, quizá uno de los principales
puntales del bienestar, 4) tener un sentido de
propósito, de razón por la que hacemos las
cosas, servir y pertenecer a algo que
consideramos superior a nosotros, generar un
legado, y 5) Tener un sentido de logro, de metas
a alcanzar, de realización, tener carácter y
decisión para plantearnos retos y trabajarlos,
como tener éxito, en el concepto que tengamos de
este. Todos estos elementos en su conjunto y
mezcla, señala Seligman, sirven para alcanzar el
bienestar.
Otra gran impulsora de le Psicología positiva,
la Dra. Sonja Lyubormisky, profesora del
departamento de Psicología en la Universidad de
California Riverside, graduada Summa cum laude
de Harvard, y autora de varios libros entre
ellos “La ciencia de la felicidad”, nos dice que
el bienestar es una sensación de felicidad que
está presente por tiempo limitado, y tiene un
alcance de parte nuestra, también limitado, por
eso explica la “solución del 40%”, desarrollado
en un amplio estudio que realizó, logró
determinar que un 50% de lo que determina
nuestro bienestar o felicidad viene de manera
genética a nosotros, es decir, nacemos con esto,
es nuestro valor de referencia, al cual
llegaremos si nos ganamos la lotería o sufrimos
una perdida muy grande; lo siguiente es que
existe un 10% marcado por las circunstancias en
las que crecimos o nos criamos, por el entorno
en el cual nos desenvolvimos, sea una casa con
amor, o un barrio peligroso o un orfanato, no
podremos alterar esto; pero que existe un
potente 40% que depende exclusivamente de
nosotros, que lo marcan nuestras decisiones y
acciones que tomamos de manera deliberada, las
mismas que influyen en nosotros y los que nos
rodean, por ejemplo practicar el agradecimiento,
o el perdón, contar chistes, o enfocarnos en el
presente.
Existen cada vez más seguidores de esta
disciplina, abundante literatura y cursos, se
siguen investigando sus efectos en diversos
campos como por ejemplo la educación, y se tiene
colaboración con otras materias como la economía
o la sociología.
Referencias
- Seligman, M. (2022). Florecer, la nueva
psicología positiva y la búsqueda del bienestar.
Ed. Oceano
- Lyubomirsky, S. (2008). La ciencia de la
felicidad. Ed. Urano
Nota: El presente artículo, así como la
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