Roberto Montero
Gerente de División Banca Patrimonial -
BanBif
rmontero@banbif.com.pe
Las expectativas juegan un rol importante en la
economía, aunque, en ciertas ocasiones, pueden
conducir a escenarios aparentemente disonantes. El
Perú es un claro ejemplo de esta divergencia. Basta
con observar el impredecible contexto político que
hemos tenido por décadas, frente a la relativa
solidez económica que perciben los agentes
económicos.
Para muestra basta un botón. Hace casi un año -pocos
días después de haber tenido tres presidentes en dos
semanas- el Perú realizó tres exitosas emisiones
internacionales por USD 4,000 millones (demanda 4x),
incluida la primera colocación de bonos a 100 años
(tasa 3.23% y spread sobre los UST de solo 170
puntos).
Este año, tuvimos un “déjà vu” a finales de octubre.
Luego que el gobierno conformara su segundo gabinete
ministerial en solo tres meses, el Perú colocó de
manera exitosa bonos en el mercado internacional por
USD 4,000 millones (demanda 2.5x) con un spread
entre 150 y 180 puntos.
Un dato adicional: Si bien recientemente tres
clasificadoras de riesgo nos han disminuido el
rating soberano -algo que también han hecho con
otros países de la región-, el Perú sigue siendo
“Grado de Inversión” a nivel internacional y cuenta
con el mejor rating de la región después de Chile.
A simple vista, pareciera que los inversionistas
internacionales no leen los periódicos locales, o en
todo caso, no consideran que el actual gobierno
tenga el respaldo suficiente para llevar a cabo sus
“temidas” reformas. En cualquier caso, vemos como la
expectativa internacional difiere (o es menos
pesimista) de las expectativas locales. Podríamos
decir que, al parecer, nuestra fortaleza
macroeconómica nos permite –al menos por ahora-
darnos el “lujo” de vivir una nueva telenovela
política.
El gran problema que tenemos actualmente como país
es la incertidumbre, lo cual conlleva a la inacción
(temor) de los agentes económicos. Es en esta parte
donde debemos enfocarnos con más detenimiento, pues
lo peor que le puede suceder a un gobierno de
izquierda es que la tan ansiada “igualdad” no se
produzca debido a que el crecimiento económico se
estancó (por la inacción). Ello podría llevar, en un
externo, a políticas orientadas a gastos excesivos y
un intento de control de precios relativos.
Entonces, lo que debemos hacer es tomar decisiones.
Podemos plantear dos escenarios sencillos: (i) el
actual contexto es coyuntural, por cuanto el
gobierno no tiene los medios para llevar a cabo
reformas que pongan en riesgo el modelo económico.
Con ello, deberá buscar conciliar y posicionarse
como una izquierda moderada; y (ii) La incertidumbre
e improvisación vigentes son estructurales
(permanentes), con lo cual lo más seguro es que
perderemos cinco años como país.
Como todo en la vida, la verdad estará en un punto
medio. Pero algo sí es cierto: no podemos quedarnos
paralizados y poner en “hold” nuestras decisiones.
La riqueza se crea aprovechando las oportunidades en
todas partes y bajo cualquier escenario. En los
últimos meses he visto mucha indecisión en el sector
privado (personas y empresas). Así, por ejemplo,
muchas personas que sacaron sus fondos al exterior
están a la espera del desenlace local, como si éste
fuera a producirse en el corto plazo (típica
dicotomía entre la esperanza y el sentido de
realidad).
Pero algo bueno que puedo rescatar de este año, es
que la incertidumbre nos ha permitido comprender que
el escenario de inversión va más allá del Perú, y
con ello hemos empezado a aprender que nuestros
recursos se deben gestionar de manera integral. En
ambos lados (interno y externo) tenemos
oportunidades de inversión atractivas, pero si nos
quedamos inmóviles, los únicos que perderemos
seremos nosotros.
Les alcanzo un dato final: se estima que en los
próximos cinco años la riqueza mundial crecerá entre
30% y 40%. Si deseamos formar parte de este
crecimiento debemos ver siempre el “big picture” y
no perdernos entre los árboles.
Mi pensamiento sigue siendo que es difícil que un
gobierno -cualquiera que este sea- pueda “desarmar”
con facilidad la estructura económica del Perú. No
obstante, desde mi formación profesional, siempre he
considerado que las oportunidades no son exclusivas
de un país. Es ahí donde la estrategia cede el paso
a la táctica, y donde la planificación patrimonial
debe empezar a tener una visión global.
“En BanBif acompañamos sueños, generamos desarrollo”